segunda-feira, 8 de maio de 2017

Anticapitalismo romántico y asistencia: una emancipación ilusoria en el Uruguay progresista


por José Pablo Bentura Alonso
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En este artículo se recoge parte de las conclusiones de la tesis doctoral[1] del autor, en la cual se analiza la política asistencial del gobierno frenteamplista en Uruguay intentando, a partir de una construcción típico ideal[2], establecer qué perspectiva de cuestión social valiza la intervención del Ministerio de Desarrollo Social[3].

El objeto de la investigación se centró en la identificación y el análisis de la particular construcción ideopolítica, en términos de interpretación y proyecto de intervención, que realiza la izquierda política para lograr legitimidad en el proceso de reformas que ha impulsado y que, en principio, parece ajeno a su sistema de convicciones.

El análisis desarrollado permite afirmar que la propuesta de intervención sobre “lo social” de la izquierda en el gobierno expresa una perspectiva de la cuestión social que articula contenidos propios del pensamiento conservador y del pensamiento neoliberal. Tal articulación resulta, en principio, extraña a una propuesta de izquierda. Sin embargo, tal ajenidad se vuelve relativa si se reconoce que, el conservadurismo ha estado incrustado en la conformación típica de la izquierda latinoamericana y del Frente Amplio en particular y que el pensamiento neoliberal en el Frente Amplio está presente en los procesos de transformismo de sectores de su dirigencia que, en su conformación como “intelectuales” (cf. Gallardo et all,2009), hoy son capturados por el pensamiento único, neoliberal, propiciado por los organismos internacionales.

El artículo recupera los contenidos identificados en la propuesta de intervención social que caracterizó la atención de la denominada “emergencia social”: el Plan de Atención a la Emergencia Social (PANES). Tales contenidos son analizados en función de su mayor o menor adherencia a ciertos principios y postulados característicos de los pensamientos conservador y neoliberal en la atención de “lo social”.

Desarrollo

El estudio de la sociedad uruguaya supone enfrentarse a la particularidad de un Estado que, tempranamente en relación a la región pero también al mundo — consolidó un Estado Social que incorporó e incluso anticipó un conjunto de demandas de las clases subalternas. El Estado Social uruguayo se desarrolla y profundiza a lo largo de la primera mitad del siglo veinte.

La formación del Estado uruguayo se consolidó con la resolución de un equilibrio catastrófico que configuró, a partir de un “cesarismo progresista” (GRAMSCI, 1993, p. 125), un “bloque en el poder” que durante la primera mitad del siglo veinte articuló una débil burguesía nacional con un incipiente proletariado en oposición al imperio británico y la oligarquía nacional (NAHUM, 1979; VANGER, 2009; ACOSTA, 2006).

La alternancia de los partidos tradicionales en el gobierno se procesa a partir de la crisis del 58, no es solo un cambio en el partido de gobierno (el partido Colorado es sustituido por el Blanco), marca un cambio en el bloque en el poder el cual se vuelve a configurar con una fuerte hegemonía oligárquica que desplazó a la perspectiva de la ampliación de la ciudadanía al aplicar un programa inspirado en el neoliberalismo (RAMA, 1972, P. 26; REAL DE AZÚA, 1984, p. 71).

El nuevo bloque en el poder presentó enormes dificultades para lograr legitimidad: la perspectiva conservadora de la cuestión social — complemento clásico de la perspectiva liberal — no lograba desarrollar su papel satisfactoriamente, no sólo por la creciente crisis de integración social signada por la marginalidad (NAHUM et al, 1998, p. 158) y la exclusión social (DE ARMAS, 2005, p. 277) sino por las importantes dificultades para generar adhesión a un proyecto nacional — que finalmente debió ser impuesto por una dictadura sangrienta — que nunca logró generar entusiasmo y adhesión en la población. Esta mantuvo un permanente descontento[4] el cual se manifestaba, por ejemplo, con una constante emigración de los sectores mejor formados del país.[5]

Es así que la formación del Frente Amplio, en los años setenta, ha estado asociada a una fuerte crisis de hegemonía que puso en cuestión la legitimidad de los tradicionales partidos Blanco y Colorado. Esta crisis tiene un contenido de clase siendo la participación de los partidos Comunista y Socialista en el Frente Amplio expresión de este contenido[6].

Pero también tiene un fuerte contenido generacional. En ese sentido, la categoría gramsciana de transformismo ofrece un marco explicativo adecuado para comprender este proceso de crisis en el que los partidos tradicionales pierden la capacidad de “educación de los jóvenes” sin que,

los jóvenes (o una parte sustancial de ellos) de la clase dirigente (entendida en el sentido más amplio, no sólo económico, sino también político-moral) se revelen y pasen a la clase progresiva, que se ha hecho históricamente capaz de tomar el poder (...) (GRAMSCI, 1985, p. 274)

Cuando en la lucha política y militar no se logra procesar esta posibilidad, cuando la clase “progresiva” no consigue constituirse en clase dirigente, el conflicto generacional no logra resolverse generándose una situación de crisis que no se supera adecuadamente,

Cuando el fenómeno toma un carácter al que suele llamarse nacional, o sea, cuando no aparece abiertamente la interferencia de clase, la cuestión se complica y se hace caótica. Los jóvenes se encuentran en estado de rebelión permanente, porque persisten las causas profundas de la misma sin que estén permitidos el análisis, la crítica y la superación (no conceptual y abstracta, sino histórica y real); los viejos dominan de hecho, pero... après moi le dèluge, no consiguen educar a los jóvenes, prepararlos para la sucesión. (GRAMSCI, 1985, p. 274)

La crisis del Estado de Bienestar y la implosión de la Unión Soviética generan un impacto importante en el componente clasista del Frente Amplio. En verdad, esta repercusión es expresión de procesos de una enorme complejidad que impactan en la propia conformación del “sujeto histórico” que daba concretud a la izquierda[7].

A pesar de que el Partido Comunista del Uruguay había logrado constituirse en un partido de masas, con la caída de la Unión Soviética, más tarde o más temprano, siguió la suerte de todos los partidos comunistas del “mundo occidental”[8]. Como en el resto del mundo, la crisis del Partido Comunista no es más que un síntoma del estado de la lucha de clases. El Frente Amplio, sin la fuerza de gravedad de sus componentes clasistas atravesará, como es lógico, una alteración en la correlación de las fuerzas que lo componen dando lugar en su interior a una nueva hegemonía.

Esta nueva hegemonía combina componentes tecnocráticos - ganados por el pensamiento neoclásico - y componentes conservadores presentes históricamente en toda la izquierda latinoamericana[9]. Se desarrolla entonces el proceso clásico de transformismo:

El transformismo clásico es el fenómeno por el cual se unificaron los partidos del Risorgimento. Ese transformismo pone de manifiesto el contraste entre la cultura, la ideología,etc. y la fuerza de clase. La burguesía no consigue educar a sus jóvenes (lucha de generaciones); los jóvenes se dejan entonces atraer culturalmente por los obreros y hasta intentan o consiguen convertirse en jefes de los obreros (lo cual es un deseo inconsciente de realizar la hegemonía de su clase sobre el pueblo); pero en las crisis históricas vuelven al redil. (GRAMSCI, 1985, p. 315)

Textos y pretextos de la política asistencial

A lo largo de las entrevistas realizadas y del análisis de la documentación institucional revisada se visualiza que el nuevo gobierno parece haberse auto impuesto límites muy precisos a su intervención, al menos en términos discursivos, y a los efectos de esta investigación el discurso ha sido un elemento central. En ese sentido, los discursos recuperados no refieren a la existencia de elementos externos que determinaran estos límites actuando como constreñimientos colocados sobre la intervención en lo social.

Este aspecto puede parecer adjetivo pues, en términos estrictos, podría demostrarse, sin muchas complicaciones, que existen elementos estructurales que determinan muy precisamente el campo de lo posible. Se trata de una economía periférica y dependiente en la cual los condicionamientos materiales[10] y los límites impuestos en un contexto de globalización son muy precisos. Sin embargo, los límites estructurales impuestos a la acción no emergen en ningún momento, ni en las entrevistas, ni en los documentos institucionales, ni en las declaraciones a la prensa. Para un estudio que entiende que la cuestión social es una construcción de sentido o, en otras palabras, que es la construcción social de los problemas sociales que valizan la intervención del Estado, este aspecto es sustantivo[11].

En los discursos analizados es recurrente la afirmación de que lo que se hace es lo que “hay que hacer”. Se argumenta que la intervención es y debe que ser la que se está realizando y se construyen dispositivos institucionales muy precisos para garantizar que se haga lo que se argumentó que hay que hacer.

Del mismo modo, cabe señalar que el gobierno ha gozado de mayorías parlamentarias que actuaron como un soporte relevante para el desarrollo de sus propuestas y, por lo tanto, pierde sentido su análisis como un límite posible para la acción de gobierno. Por otro lado, tampoco los discursos analizados refieren a condicionamientos políticos provenientes de los organismos internacionales sino que, por el contrario, se afirma enfáticamente lo siguiente:

Transición de cambio de gobierno, pero además, renegociación con el BID que era el que ponía los `chanchos´[12]. Al BID se le dijo, miren, desde los 90 hubo una forma de hacer políticas sociales basada en el Consenso de Washington. (...) nosotros vamos a trabajar con este nuevo enfoque. Si al Banco le interesa este nuevo enfoque aceptamos el prestamo (...) si no les interesa este nuevo enfoque, yo estoy en condiciones en nombre del gobierno de decirles que no queremos el préstamo. Ese fue el primer parate. Si vos no tenés una estrategia a nivel internacional con gran capacidad de maniobra, vas a morir, porque los organismos internacionales van a tratar de meter la de ellos. Ahora si te haces respetar, los tipos son bancos que les sirve prestar plata y hacer negocio. (...) Y me dijeron que ellos son un banco con sensibilidad social, que lo forman los gobiernos. Y definidas las reglas de juego empezamos el proceso de reforma. (Entrevista a Director Político del MIDES)

Estos límites auto impuestos pueden ser leídos como emergentes de criterios rectores que enmarcan la intervención social del gobierno y que derivan de las perspectivas liberal y conservadora o, más exactamente, de su combinación. De este modo, aparece configurada la perspectiva de cuestión social para el gobierno de izquierda y que, sintéticamente, puede ser expresada como la articulación de criterios liberales y conservadores:

1) Criterios orientadores definidos desde la perspectiva liberal:
La política social debe ser estrictamente focalizada siendo el criterio de focalización fundamental a fin de que no transferir recursos a aquella población apta para ingresar al mercado laboral minimizando la posibilidad de un manejo estratégico de dichos recursos, es decir, evitar procesos de desmercantilización en los términos planteados por Esping-Andersen (1990).  
Las prestaciones nunca deben constituirse en derechos, estando siempre sujetas a evaluación.  
Las prestaciones deben ser inferiores en cantidad y calidad a los recursos que se pueden obtener en el mercado con la pretensión de no desestimular para el trabajo. En ningún caso la intervención debe distorsionar o interferir en las leyes del mercado.
2) Criterios orientadores definidos desde la perspectiva conservadora:
El acceso a cualquier beneficio supone, por parte del beneficiario, una contrapartida de carácter “educativo-disciplinador”.  
El contenido educativo no es evaluado en términos de calidad ya que lo que se busca es el efecto moralizador del mismo, lo cual es solidario con el creciente proceso de mercantilización de la educación.  
El trabajo como contrapartida se evalúa en su componente de potencial integrador y no en su capacidad de producir valor.
En concordancia con ésto, las intervenciones desplegadas por el MIDES han desarrollado dos espacios que buscan ser escenario para la actuación de un hombre ideal al cual tender: las políticas dirigidas a promover el “emprendedurismo” y las políticas que promueven la participación social. El primer espacio se articula con los valores liberales que hacen de la capacidad de construir empresas competitivas el valor central; el segundo, sin duda, representa el valor central en la perspectiva conservadora para la cual la participación es un prerrequisito de la integración social.

En un primer análisis no parece absurda la impresión de que estos principios regulatorios son ajenos al pensamiento de izquierda. Es incluso pertinente argumentar que el pensamiento neoliberal y el pensamiento conservador pertenecen al horizonte ídeo-cultural de la derecha y, por tanto, corresponde entonces recuperar aquí la interrogante que nos formulábamos al principio de este trabajo: ¿cómo la izquierda política logra legitimidad para llevar adelante reformas que, en principio, parecen ajenas a su sistema de convicciones?, ¿es pertinente establecer que la izquierda política uruguaya renunció a su sistema de valores y se ha constituido en otro partido de centro derecha?

Creemos que la respuesta es negativa e, incluso, una relectura de nuestras fuentes parece confirmar esta respuesta. En definitiva, la respuesta debe buscarse por otro lado. La izquierda política ha renunciado a la revolución, es decir, a superar el orden burgués. Esto no es, de ninguna forma, una novedad. La búsqueda del centro como estrategia electoral por parte del Frente Amplio, su conformación en un partido catch-all esta más que tematizada en laliteratura especializada (YAFFÉ, 2005; GARCÉ, 2009).

La construcción del discurso ideológico de la izquierda en el gobierno no debe, entonces, buscarse en Marx ni en otras versiones del pensamiento socialista. Ni el observador más ingenuo mantendría expectativas en este sentido.

Sí, tal vez, no hubiera sido tan ingenuo esperar un proceso de reforma en otro sentido: la reconstrucción de los sistemas de protección del Estado Social uruguayo, la búsqueda del pleno empleo a través de una intervención decidida del Estado, la inversión en infraestructura de interés social y la construcción de viviendas generando empleo y mejorando las condiciones de vida de las clases subalternas, etc[13].

En el reinado del pensamiento único, este tipo de intervención del Estado- apenas vinculada al pensamiento socialdemócrata, simplemente reformista y asociado a lo que nosotros llamamos la perspectiva de ampliación de la ciudadanía — son vividas como transformaciones revolucionarias. Ante reclamos de intervenciones de este tipo los militantes del Frente Amplio dicen: “sólo ganamos el gobierno, no hicimos la revolución”[14].

No obstante, el gobierno y sus militantes continúan de izquierda y con esta convicción vuelven a ganar las elecciones en 2009: ¿cómo se es de izquierda sin ser socialista o socialdemócrata? La respuesta asoma en uno de los ejercicios de “honestidad brutal” del actual Presidente de la República José Mujica en la campaña electoral por las internas: “vamos a hacer una política económica de derecha para poder hacer una política social izquierda”[15]. La frase no tiene nada de incoherente e indica dónde debe buscarse la nueva configuración ideológica del Frente Amplio en el gobierno.

La mistificación de la miseria: anticapitalismo romántico

En nuestra construcción tipológica recurríamos a Durkheim y la tradición positivista para delinear la perspectiva conservadora acerca de la cuestión social. Esta tradición logra una articulación inmejorable con el pensamiento liberal aportándole un componente de reforma sin abandonar en ningún punto la apología de la sociedad burguesa (cf. HOBSBAWM, 1996, p. 156).

Pero el pensamiento conservador no se agota en el pensamiento apologético de la sociedad burguesa. Tiene también una expresión anticapitalista, tematizada por Lukács (1992, p. 140 y sig.) como “anticapitalismo romántico”. Decíamos, unos párrafos atrás, que la izquierda política renunció a la revolución y agregamos que de ningún modo renunció a la utopía; “la utopía realmente existente” se encuentra allí mismo, al alcance de la mano, “la reserva moral”, “el refugio de una sociedad sin corazón”: la comunidad[16].

La demonización del Estado de Bienestar por parte del pensamiento de derecha, conservador y neoclásico en su conformación neoliberal está suficientemente trabajado en la literatura especializada (cf. por ejemplo: GRASSI, 2003; GRASSI et all, 1994; HOBSBAWM, 1995; NETTO, 1996). Tal vez no está suficientemente tematizada la relación de la “nueva izquierda”, protagonista del “mayo francés”, en dicha crítica y la funcionalidad de esta crítica a la posterior constitución de la hegemonía neoliberal[17].

La caída de la Unión Soviética y la crisis de los Estados de Bienestar inauguran el triunfo transitorio de la hegemonía neoliberal. Su transitoriedad no hace que este triunfo sea menos desalentador para las pretensiones alternativas a este modelo. Como suele ocurrir, las pretensiones anticapitalistas buscarán refugio en espacios alternativos pretendidamente fuera de las relaciones capitalistas de producción: “la sociedad civil organizada”, el mundo de las ONGs, el trabajo en la comunidad, etc. serán los espacios ideales para la actividad de estas vertientes herederas de esta nueva izquierda “radical”[18].

Bolivia es uno de los países más pobres del hemisferio occidental, junto con Haití. Sin embargo, la fortaleza del vínculo social permitió a sus habitantes ser la vanguardia continental en la resistencia al neoliberalismo (...) es el único país que marcha hacia la construcción de otra economía, basada en otras relaciones de poder para refundar el Estado heredado de la colonia. La fuerza motriz es la potencia del vínculo social, o sea de la comunidad. (Raúl Zibechi comentando las palabras de la actual Ministra de Desarrollo Social[19])

La extraña frase del actual presidente cobra ahora sentido. Se es de izquierda en la comunidad donde se desarrolla la Kultur: “el arte, la filosofía, la vida interior del hombre”, y se es de derecha en la sociedad donde se desarrolla la Zivilisation: “la evolución técnica y económica” (LUKÁCS, 1992, p. 141).

Esta construcción antitética, “objetivamente falsa y engañosa” (LUKÁCS, 1992, p. 141) encuentra su más sofisticado constructor en Ferdinand Tönnies y su obra “Comunidad y asociación” (1979). La construcción típico ideal desarrollada por el autor establece dos esferas del desarrollo de la voluntad humana, una que es esencial o natural (WESENWILLE) que se desarrolla en la comunidad; la segunda, arbitraria, instrumental o racional (KÜRWILLE) que se desarrolla en la sociedad (TÖNNIES, 1979, p. 115).

A la inversa que en Durkheim (1995), la comunidad es una formación orgánica y la sociedad una formación mecánica (TÖNNIES, 1979, p. 29). En la comunidad se dan las relaciones humanas esenciales, las relaciones primarias de proximidad, de cuidado y afecto, es la esfera de la vida verdadera, del trabajo con sentido.

La sociedad, por el contrario, es una construcción arbitraria, es el mundo de la racionalidad instrumental (TÖNNIES, 1979, p. 155), del egoísmo en que todos se tornan comerciantes preocupados por su interés individual (TÖNNIES, 1979, p. 80) y es, en definitiva, la esfera del trabajo alienado y enajenado (TÖNNIES, 1979, p. 90).

Para Durkheim, la “solidaridad orgánica”, propia de las sociedades modernas, establece un vínculo más férreo entre los individuos que los torna dependientes unos de otros. Para Tönnies, por el contrario, la sociedad genera un vinculo débil, apenas ilusorio y la comunidad es donde la unidad entre los individuos es esencial y verdadera:

La teoría de la Gesellschaft o asociación trata de la construcción artificial de una amalgama de seres humanos que en la superficie se asemeja a la Gemeinschaft o comunidad en la que los individuos conviven pacíficamente. Sin embargo, en la comunidad permanecen unidos a pesar de todos los factores que tienden a separarlos, mientras que en la Gesellschaft permanecen esencialmente separados a pesar de todos los factores tendentes a su unificación. (1979, p. 67)

Lo esencial en el pensamiento de Tönnies, que al decir de Lukács (1992, p. 142) no deja de ser un liberal[20], resulta en esta mirada dicotómica que articula el pensamiento conservador, regulando la vida comunitaria, esfera de los valores de solidaridad y encuentro, y la sociedad, que exige un Estado Hobbesiano[21] que regule la vida:

Ello nos da una descripción general de la sociedad civil o `asociación general de intercambio´, cuya naturaleza y movimientos de la economía legislativa conviente entender. Ésta es la situación en que, según expresión de Adam Smith, `todo hombre [...] se convierte en cierta medida en un comerciante. (TÖNNIES, 1979, p. 80)

Es de esta forma que se estructura ideológicamente el proyecto frenteamplista del “Uruguay productivo” que “(...) conduce, pues, forzosamente, a la división de la sociedad en dos partes, (...)” (MARX, 1986, p. 8). Una parte es la base del verdadero Uruguay profundo. Allí se expresa la verdadera esencia humana, la economía social[22], la esfera del propio cuidado y del cuidado de los débiles[23]. Allí el trabajo se manifiesta en su verdadera dimensión, desalienado, expresa toda su esencia, el esfuerzo no es recompensado materialmente, allí no se producen mercancias sino que espiritualmente se reconstituye la autoestima, el reconocimiento de los otros, procesándose, de este modo, la verdadera integración social. Veamos, a modo de ilustración, los testimonios recogidos en material de difusión del MIDES:

Estoy sudando la gota gorda para levantar una pared de mi casa que estaba por caerse y el grupo me ayudó. Estoy muy contenta de tener una pared en buen estado que no se va a caer y el techo reparado que no se llueve. Aprendí a compartir y ayudar a los demás. Como dice un refrán: uno para todos y todos para uno.

O unas páginas más adelante, en el mismo material se relata que:

Ya hemos arreglado los techos y las paredes que traspasa humedad de las casas, nos parecía lo más urgente antes de que llegara el invierno. Cada cual aporta los materiales que pudo conseguir, todos somos mano de obra, y los voluntarios ponemos el portland, el hidrófugo, las varillas de hierro y las chapas con dinero que nos aporta la gente de afuera. No llega a 4.000 pesos lo que nosotros hemos gastado. ¡Para resolver las humedades de siete casas!. ¡Cuánto se puede hacer cuando juntamos gente y esfuerzos para resolver las cosas![24]

Cuando la izquierda redacta una ley para promover y regular el trabajo voluntario establece que:

Tratándose de menores, deberá constar en el mismo el consentimiento expreso de los representantes legales de los niños, las niñas o los adolescentes quienes siempre deberán tener más de 13 (trece) años de edad (...) La jornada diaria no podrá superar las seis horas en el caso de servicio voluntario realizado por los niños, las niñas y los adolescentes referidos en el inciso segundo del articulo 5 de la presente ley.[25]

Cuando un niño debe trabajar tiene por ley que solicitar permiso de menor en el Instituto del Niño y del Adolecente del Uruguay quien establecerá a tal efecto si el trabajo a realizar es adecuado para un niño. Sin embargo, en lo referente al trabajo voluntario se establece que alcanza con la autorización de los padres y la jornada no podrá superar las seis horas diarias. De algún modo, se dice sin decir que el trabajo voluntario, aquel que se realiza en la comunidad, nunca es perjudicial pues no existe la alienación ni la explotación al tratarse de la esfera de la solidaridad y el bien común.

Esta esfera debe ser cuidadosamente reconstituida cuidando a los que allí se encuentran y propiciando el reencuentro con aquellos que han perdido el camino a casa, siendo esa la función central que ha desarrollado el MIDES con sus propuestas de intervención social:
 
INGRESO CIUDADANO: consiste en una transferencia económica dirigida a jefas y jefes de hogar donde el protagonista asume compromisos vinculados con el ejercicio de sus propios derechos: realizar los controles médicos del núcleo familiar, asegurar la permanencia de niñas y niños en el sistema educativo y la realización de actividades comunitarias.  

Por actividades comunitarias deben entenderse aquellas que propendan a la integración, promoviendo una auténtica modificación cultural, democrática y de justicia social. 

Se entiende que en el concepto de actividades comunitarias, deben comprenderse tanto aquellas derivadas del aporte a la integración social realizada por la participación en programas educativos, tales como las actividades comunitarias de integración social a través de las cuales se realizan tareas de mejora del entorno barrial. Ambos mecanismos pueden y deben concebirse interrelacionados.  

Para la realización de estas tareas se hizo un llamado a organizaciones educativas y sociales. La metodología que sustenta este programa se apoya en la conformación de grupos de no más de 25 personas, em el involucramiento de las familias y un trabajo que fortalezca la interrelación entre las comunidades barriales con los hogares en situación de exclusión social.[26]

Para esta perspectiva, operar en la comunidad supone un cuidadoso trabajo de articulación, retejer esa telaraña de vínculos y relaciones de reconocimiento y afecto, de sostén y protección, pero también de exigencia y control para que se constituya la verdadera ciudadanía o, en otras palabras, se trata de lograr que: “el protagonista asuma compromisos vinculados con el ejercicio de sus propios derechos”.

Se entiende que es allí, en la comunidad, donde se procesa la verdadera transformación. La verdadera estructura a transformar está contenida allí que es donde se procesan los cambios de fondo. De este modo, se comprende que por “actividades comunitarias deben entenderse aquellas que propendan a la integración, promoviendo una auténtica modificación cultural, democrática y de justicia social.”

Claro que el Estado, ese aparato pesado, burocrático y esencialmente represivo poco puede hacer en el campo de la protección, cuidado y promoción de una ciudadanía responsable[27]. Por eso “para la realización de estas tareas se hizo un llamado a organizaciones educativas y sociales.”

En suma, la comunidad es de por sí terapéutica, curadora y el objetivo último no es otro que “el involucramiento de las familias y un trabajo que fortalezca la interrelación entre las comunidades barriales con los hogares en situación de exclusión social.”

En tanto la sociedad se concibe plana, sin matices ni profundidades, la comunidad es profunda, llena de sentidos, siendo allí donde se da la verdadera vida con toda su complejidad[28]. En el mismo sentido, cuando se rompen los lazos con la comunidad, la respuesta no debe buscarse en la pérdida del empleo o la ruptura de los sistemas de protección social, sino en que los problemas tienen un carácter más profundo y la cura esta allí mismo en la comunidad:

Atención a los sin techo (PAST): (...) La situación de calle es a veces el resultado directo de la falta de empleo, pero en otras oportunidades es un síntoma de algo mucho más profundo. Las mismas condiciones en que tienen que sobrevivir, dejan huellas tan hondas en su ánimo, esperanza y autoestima que es imposible diferenciar si se trata de una causa o de un efecto, por lo que es necesario contribuir a la solución de estos problemas en el marco de un enfoque integral y personalizado (...) Es importante señalar que activamente se busca aumentar la participación y el aporte al programa de los propios protagonistas. Consideramos que esa participación y ese aporte hacen a un proceso de construcción de ciudadanía imprescindible.[29]

En definitiva la voluntad humana esencial se encuentra en la comunidad (TÖNNIES, 1979, p. 27). Allí el esfuerzo desinteresado es posible, tiene sentido y vale la pena:

Al comenzar sus actividades el Ministerio se encontró con graves problemas de recursos tanto físicos como humanos (...) no se contaba con una plantilla de personal propio, debiendo acudir a diversos mecanismos de reclutamiento de personal (...) a pesar de las limitaciones descritas, la ejecución del PANES se logró de buena manera´. Así dice un informe de dos consultores externos al MIDES (...) quienes agregan que ese resultado probablemente se deba, entre otras cosas, `a que el PANES en particular cuenta en su haber con uma especial fuerza de voluntad y un alto nivel motivacional del personal´ simple decirlo, titánico lograrlo.[30]

Este tipo de mirada donde la sociedad y el Estado aparecen como construcciones burguesas que finalmente se desmoronan por su propio peso y donde los verdaderos procesos de transformación ocurren allí donde se da la vida esencial es bastante típica en ciertas perspectivas del pensamiento de izquierda. De algún modo es como si se procesara una nueva inversión en la dialéctica para volverla a poner sobre sus pies: la vida espiritual de los hombres humildes. Veamos las palabras del líder del Movimiento de Liberación Nacional (MLN - Tupamaros) recogidas por Adolfo Garcé (2009):

La línea política permitió un desarrollo diferente. No fue sólo el Pepe[31]. No fue fácil, acá adentro se discutió mucho. Hasta ahora no sabemos que no es una claudicación. Estamos haciendo un experimento. Vamos a ver cómo funciona (...) Ahora, el gobierno nacional que haga lo que quiera. Yo creo que se puede hacer mucho más en el gobierno departamental, haciendo uma experiencia real de participación popular. Esto es estratégico y no táctico. Vamos a ver si ganamos a la gente que está alrededor nuestro para estas ideas.

En cierto sentido, las palabras recogidas por Vanger (2009, p. 266) cobran su verdadero sentido: “El gobierno del Frente Amplio representa la continuidad del proyecto batllista” pero solo en cuanto a que el Frente Amplio continúa con “los mismos prejuicios contra la empresa extranjera, las mismas sospechas sobre quienes tienen éxito, etc.”. Pero esa sospecha es ahora tan radical que el resultado es que allí no se puede hacer nada; la sociedad, el mundo de las empresas y los consumidores, el egoismo y el interés privado no puede ser reformado. En esa esfera solo es posible garantizar las reglas del juego y, al igual que para Tönnies, la sociedad precisa para ser regulada de un estado liberal leviatánico.

Esa sospecha es, entonces, referida no sólo a la empresa, no sólo al capital sino que remite a todos quienes allí operan siendo tratados con la misma desconfianza. No hay diferencias, en tal sentido, entre el capital y el trabajo[32].

De esta manera, el proyecto del Frente Amplio puede establecer, sin escándalo, que sus modelos son Nueva Zelandia[33] y el Brasil de Lula[34], es decir, un país que ha desarrollado exitosamente el modelo neoliberal y otro que se ha destacado por su proyecto de atención a la pobreza extrema.

Los procesos de transformación del capitalismo iniciados con la crisis de los años setenta acaban configurando una situación mundial donde parece que nada se puede hacer, que la política es impotente frente al poder del capital desterritorializado.

El pensamiento único, el neoliberalismo, se presenta, no ya como una perspectiva ideológica a la cual adherir o combatir, sino que se presenta como una realidad incuestionable, como un dato, un “hecho social” diría Durkheim. En este contexto, la política o, más exactamente, el mundo de las opiniones políticas, se restringe a la administración de aquellas esferas que quedaron fuera, en los márgenes de los procesos de producción.

Como señala Sennett (2000, p. 143), si lo que se quiere es “captar capitales” entonces la soberanía no puede ser ejercida:

Hoy, los lugares, las ciudades o las naciones temen que si ejercitan su soberanía, imponiendo, por ejemplo, cargas fiscales o restringiendo los despidos sumarios, una empresa pueda encontrar sin mayores problemas otra isla en la red, una fábrica en el Canadá, si no la encuentran en México, o una oficina en Boston en lugar de Manhattan.

Imaginemos, si la situación es presentada en estos términos para las economías centrales, con qué radicalidad es vivida esta sensación de impotencia en las economías periféricas. Es este contexto que hace emerger la comunidad como un refugio, un lugar de reencuentro, uma esfera donde la política cobra un nuevo sentido. El viejo discurso de confrontación y lucha de clases es entonces sustituido por otro - ajeno hasta ahora a la retórica de la izquierda — que habla de amor y solidaridad, de afecto y pertenencia:

Los jóvenes se van buscando una mejora económica pero también porque no encuentran lugares. A veces uno puede sentirse motivado y querido por la sociedad sin importar tanto el nivel salarial. Sentirse querido es lo más importante (Ministra de Desarrollo Social, A.S. Ana Vignoli[35])

Las palabras de la nueva Ministra son esclarecedoras de la discursividad actual de la izquierda en el gobierno. El testimonio reproducido no exige demasiado aliento teórico para su análisis, pero retomemos los aportes de Sennett (2000, p.145) que parecen hechos a medida para el análisis de estas palabras que sorprenden si se toma en cuenta que la nueva Ministra de Desarrollo Social, al igual que su antecesora, es militante del Partido Comunista del Uruguay.

Todas estas situaciones impulsan a la gente a buscar otra escena de cariño y profundidad. Hoy, en el nuevo régimen, el uso de la palabra nosotros se ha vuelto un acto de auto protección. El deseo de comunidad es defensivo (...).

La configuración temprana del Estado Social uruguayo constituye una particularidad histórica en el concierto de los países latinoamericanos. Esa particularidad explica que cuando se analiza el modelo de protección social uruguayo se vuelva difícil su comparación con los desarrollados por otros países del continente. En ese sentido, si se planteara a un observador, informado y relativamente imparcial, que alguien compara a Uruguay con Bolivia, posiblemente el observador argumentara que esa comparación es, probablemente, parte de un ataque al gobierno por parte de un opositor con mala fé o un desconocedor de la historia política de América Latina.

Si se le aclarara que la comparación fue realizada por un miembro del gobierno, y más exactamente por un Ministro, el observador podría seguir sosteniendo la presunción de mala fé o desconocimiento, en el entendido de que es muy fácil compararse con el más debil y así salir con ventaja.

Lo que seguramente dejaría del todo perplejo al observador es que Bolivia es tomado como modelo a seguir y desde ahí se realiza la comparación. Veamos un fragmento de la entrevista de Raúl Zibechi, citada páginas atrás, a la Ministra de Desarrollo Social:

— Cuando usted sueña o imagina erradicar la indigencia y disminuir la pobreza ¿cuáles serían sus referencias en América Latina o em el mundo, aquellos procesos que la motivan?  

— Bolivia, porque es una referencia de participación y de inclusión de todos los sectores sociales en un proyecto de cambio. Evo Morales surge de las organizaciones sociales, de toda esa trayectoria que fue muy difícil pero ahora está dando sus frutos. (Actual Ministra de Desarrollo Social[36])

La añoranza de un pasado, idealizado, la América indígena, campesina, comunitaria, es propia del anticapitalismo rómantico, que vive al capitalismo, ingenuamente, con la vivencia agónica que opone al progreso la añoranza de una esfera donde el “nosotros” es posible (SENNETT, 2000, p. 143)

La sociedad está imbuida de una cultura individualista que através de los años no hemos podido modificar, porque nos tenemos miedo los unos a los otros, y con el tiempo eso se ha convertido en cultura (Actual Ministra de Desarrollo Social[37])

La cultura a que refiere la Ministra puede fácilmente ecualizarse con la sociedad de mercado donde los individuos compiten unos contra otros y, portanto, el otro es un potencial agresor. Veamos lo que dice Tönnies (1977, p. 67) al respecto:

(...) nadie quiere conceder ni producir nada en función de otro individuo, ni tampoco se encuentra dispuesto a darle nada siquiera de mala gana como no sea mediante el intercambio de una dádiva o un trabajo equivalente que considere igual por lo menos a lo ofrecido. Hasta es necesario que esto último sea más deseable para él que aquello que había sido capaz de retener; pues sólo se sentirá movido a proporcionar algún tipo de bienes si recibe algo que considera mejor.

En tanto la sociedad no puede ser transformada, mucho menos revolucionada, la propuestase restringe a la búsqueda de una comunidad participativa, solidaria y la integración se procesa allí. En esta esfera idealizada, el argumento de que la pobreza es un problema de todos[38] equivale a decir que no es un problema de nadie en particular y, por tanto, no es un problema del Estado.

El anticapitalismo romántico queda preso de una concepción idealizada del Estado. En tanto la sociedad es el mundo de individuos egoístas, el Estado aparece como una instancia despolitizada que busca la conciliación entre los hombres, “el hombre que vive en el mundo real de la sociedad civil (el bourgeois) solo conoce intereses privados y particularistas” (COUTINHO, 1994, p. 18), necesita de un “Estado como encarnación de la Razón universal” con una “burocracia como clase general” que promueva el compromiso de todos en relación a los problemas sociales, la reconstrucción de un “nosotros”[39] - por encima de las clases sociales - responsables de la pobreza:

— ¿Eso quiere decir que no aspira a que la gente delegue en el Estado sino que se implique en las políticas sociales? — La apuesta es que el Estado y la sociedad puedan lograr efectos de gestión mejores que los que tenemos. Esa es la idea que está detrás del plan de vivienda que propuso el Presidente. — La pobreza no es entonces sólo una cuestión de ingresos. — Apostar a la inclusión supone reconstruir vinculos, y eso pasa porque la gente se involucre en los proyectos, que entienda hacia dónde queremos ir y que todos seamos responsables por la sociedad que construimos, porque la pobreza es un problema de todos. (Actual Ministra de Desarrollo Social[40])

El Estado queda limitado, fuera de una función moral abstracta, propia del pensamiento conservador, a la función añorada por el pensamiento liberal, es decir, al control policíaco de los territorios, el garante de la protección de los individuos honestos de la amenaza de los sospechosos de siempre.[41]

Conclusión

El retorno del liberalismo decimonono en su presentación neoliberal, pregonado por los organismos internacionales e incorporado por los sectores tecnocráticos del gobierno progresista, supone un principio innegociable: la intervención sobre lo social no debe interferir en el mercado por lo que debe ser focalizada, es decir, no debe transferir recursos de negociación a los individuos que están integrados al mercado. En los términos de Esping-Andersen (1990), se debe evitar la desmercantilización que es un recurso de la clase trabajadora para negociar en mejores condiciones con el capital.

La comunidad entonces es creada como una esfera desmercantilizada que funciona en paralelo al mercado, no interfiere con sus leyes y donde la práctica moralizante de los sectores neoconservadores opera con autorización del pensamiento liberal. La participación social es entendida no como conformación de grupos de presión sino en sus formas de autoayuda, autoconstrucción, autoempleo, agricultura para el autoconsumo, etc. como formas de promover trabajo concreto no mercantilizable. Se trata de iniciativas que tienen una alta valoración para las perspectivas conservadoras (anticapitalismo romántico) y resultan beneficiosas para el capitalen tanto generan una población pasible de ser utilizada por salarios inferiores en tanto reducen los costos de reproducción de la fuerza de trabajo. Esto es señalado por Castel (1997, p. 146) como un elemento que jugó en los primordios del capitalismo:

Ciertas formas bosquejadas de concentración industrial (las minas, las fraguas, las fábricas de papel...) solían instalarse en el campo. (....) Reclutaban su personal subalterno en el ambiente rural, y este semiproletariado conservaba un vínculo sólido com la tierra. Seguían cultivando su parcela y participando en las tareas del campo en el momento de la cosecha o la vendimia. Esta situación mixta presentaba ventajas para el empleador: los salarios podían ser particularmente bajos, puesto que el obrero contaba con ingresos adicionales.

Para el pensamiento conservador estas propuestas de inserción, a pesar de ser insustentables desde un punto de vista mercantil (y precisamente por ésto), se tornan especies de falansterios de una nueva sociedad fraternal y comunitaria. Por su parte, para el pensamiento liberal, estas propuestas no ofrecen mayor reparo ya que no interfieren con el mercado y si lo hacen es de manera beneficiosa para el capital.

Esta alianza no presenta problemas en tanto el pensamiento conservador realiza un claro menoscabo del elemento material a favor del espiritual o moral. Como dice la recordada sentencia del nuevo testamento: “al César lo que es del César”. El menoscabo mencionado abre un muy conveniente voluntarismo en la administración de las nuevas políticas sociales que retoman el proyecto moralizador y neohigienista.

Entre tanto, en la regulación general se adhiere a un radical realismo que realiza una evaluación implacablemente mercantil de la sustentabilidad de los proyectos planteados, lo que puede ilustrarse con frases antológicas tal como “con la ideología no comemos” (frase con un contenido ideológico innegable).

Es la lógica propia de un sistema de regulación que apuesta a la mercantilización creciente de todas las esferas de la vida. Del otro lado parece decirse lo opuesto, “no importa si comemos en tanto tengamos ideología”, ya que lo preponderante en la política social es crecientemente la ideología. Ocurre que cuando se mercantilizan todas las esferas de la vida lo que resta para la política social es lo que efectivamente no puede mercantilizarse.

Esta alianza de perspectivas es clásica; el tratamiento clásico de la “cuestión social” la supone en último análisis. El Estado en el capitalismo competitivo suponía la caridad y la filantropía como la cara humana de un mundo despiadado.

De un lado, la radicalización de la racionalidad instrumental, donde se concibe al sujeto como un homo economicus que solo opera con una racionalidad instrumental egoísta, como “individuo posesivo” (MACPHERSON, 1979, p. 276)

Ya que el individuo solo es humano en la medida en que es libre, es libre sólo en la medida en que es propietario de sí mismo, la sociedad humana solo puede ser una serie de relaciones entre propietarios exclusivos, o sea, de una serie de relaciones de mercado.

Del otro, el voluntarismo más estéril, donde se intenta construir un individuo moral despojado de egoísmo y condenado cuando realiza un posicionamiento estratégico que es solo legítimo en el mercado. Si el individuo no es exitoso en el mercado pierde la legitimidad para posicionarse estratégicamente en la “esfera social” despolitizada.

Es claro que la política social tiene una racionalidad estrictamente instrumental, que se le exige la maximización de los recursos enforma extrema, pero esta racionalización le es impuesta desde fuera. Porque los recursos que administra y las prioridades le son fijadas desde fuera, desde el marco general que establece qué recursos va a administrar, sea por parte de los organismos internacionales o por parte del Ministerio de Economía y Finanzas.

Esta alianza se sustenta y es posible a partir de un proceso de deseconomización de la cuestión social por el que la pobreza deja de ser un problema económico (aunque se mide a partir de parámetros económicos) para convertirse en un problema esencialmente moral. Más que combatir la pobreza como insuficiencia de ingresos, se observa una fuerte preocupación por sus consecuencias: inmoralidad, violencia, déficits educativos, etc.

De algún modo, este proceso de bivalencia del sistema de protección/integración social fue señalado por Pierre Rosanvallon (1995), estableciendo claramente cómo de un lado,
  • 1. el ciudadano pleno, respetado en su privacidad, es protegido e integrado a partir de una institucionalidad que lo reconoce como titular de derechos y, por tanto, no condiciona la protección:
Desde el momento en que se lo universaliza (por la obligación), el seguro se vuelve verdaderamente social. Cumple entonces el papel de una especie de transformador moral y social. El seguro social funciona como una mano invisible que produce seguridad y solidaridad sin que intervenga la buena voluntad de los hombres. (1995, p. 26)

  • 2. Del otro, la propia descalificación operada desde el poder, que en la medida en que individualiza la incapacidad de desempeñarse en el mercado, justifica la ruptura del derecho y la indiscreción apoyada en argumentos instrumentales que establecen que es preciso conocer para auxiliar:
Por otra parte, más allá de los procedimientos estandarizados tradicionales, es preciso igualmente que el Estado providencia pueda personalizar sus medios, para adaptarse a la especificidad de las situaciones: en materia de desocupación de larga duración y de exclusión, no hay, en efecto, sino situaciones particulares. (ROSANVALLON, 1995, p. 11)

La moralización es inmediata, no precisa de (o no cuenta con) las mediaciones de un sistema social complejo; el retorno a la comunidad en la retórica de las nuevas políticas sociales es prístina al análisis.

En síntesis, es posible identificar una alianza entre la perspectiva liberal y la conservadora con uma supremacía de la primera sobre la segunda y una “división del trabajo” entre ambas.

La regulación social predominante es liberal, la vigilancia está en manos del Ministerio de Economía que mantiene la tendencial mercantilización de todas las esferas de la vida, regula las relaciones capital-trabajo, los criterios de gasto, etc. El elemento rector es el trabajo abstracto y su capacidad de generar valor de cambio.

Tal como señalan Britos y Caro (2002), la inversión de la relación trabajo asalariado-protección social es el eje que permite comprender el pasaje hacia un régimen de bienestar liberal – residual a partir de un régimen conservador, en donde la propia intervención asistencial exige los méritos del trabajo.

Subordinada a esta regulación se encuentra la regulación sobre la población en situación de pobreza e indigencia. Desde el Ministerio de Desarrollo se controla el uso que la población hace de las prestaciones transferidas procurando que la intervención no interfiera sobre las leyes del mercado. El elemento rector es el trabajo concreto: el valor de uso es su capacidad de disciplinamiento.

La intervención sobre lo social es aceptada por la perspectiva neoliberal, en tanto la misma se restrinja a una población previamente desacreditada y, por tanto, no calificados para ejercer su ciudadanía por haber fracasado en el mercado.

Estas dos clases de seguridad son: la primera la seguridad contra una privación material grave, la certidumbre de un determinado sustento mínimo para todos, y la segunda, la seguridad de un determinado nivel de vida o de la posición que una persona o grupo disfruta en comparación con otros. O, dicho brevemente, la seguridad de un ingreso mínimo y la seguridad de aquel ingreso concreto que se supone merecido por una persona (...) No hay motivo para que una sociedad que ha alcanzado un nivel general de riqueza como el de la nuestra, no pueda garantizar a todos esa primera clase de seguridad sin poner en peligro la libertad general. Se plantean difíciles cuestiones acerca del nivel preciso que de esa manera debe asegurar; hay, en particular, la importante cuestión es saber si aquellos que así dependerán de la comunidad deberán gozar indefinidamente de las mismas libertades que los demás. Una consideración imprudente de estas cuestiones puede causar serios y hasta peligrosos problemas políticos; pero es indudable que un mínimo de alimento, albergue y vestido, suficiente para preservar la salud y la capacidad de trabajo puede asegurarse a todos.” (Hayek, 2006, p. 158, énfasis nuestro)

Esta desacreditación habilita a la perspectiva conservadora a operar moralmente sobre esta población. Un elemento ejemplar de la funcionalidad de esta alianza es la política de documentación de los usuarios de la política social asociado a un sistema computarizado de control de esta población a través del documento de identidad. Combina el afán de control moral de la población, propio de la perspectiva conservadora, con el afán de evitar un uso especulativo por parte de la población de recursos obtenidos extra mercado, característico de la perspectiva liberal.

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Notas
[1] Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso – Argentina), Doctorado en Ciencias Sociales, Tesis Doctoral: La “Cuestión Social” como construcción ideológica: propuesta de una tipología para su comprensión. Análisis del caso de la Política Asistencial del gobierno del Frente Amplio.
[2] Para el análisis se construyeron tres tipos ideales de cuestión social
— entendiendo que la cuestión social es una construcción ideológica: distorción de la realidad y proyecto de intervención sobre “lo social” - La perspectiva neoliberal considera la cuestión social como intentos (ilegitimos) de regulación del mercado en tanto límites a la libertad individual. La perspectiva conservadora concibe la cuestión social como aquellos aspectos morales, normativos o de valores que se vuelven problemáticos para la integración social. Por último, la perspectiva de la ampliación de la ciudadanía concibe la cuestión social como procesos de desigualdad social, planteándose la posibilidad de alcanzar crecientes niveles de igualdad en el marco del capitalismo.
[3] El Ministerio de Desarrollo Social se crea a partir de la aprobación de la Ley Nº 17.866 del 21 de marzo de 2005. Su cometido es la articulación y control del conjunto de políticas sociales desarrolladas por el Estado. El programa central llevado adelante por el MIDES en sus años fundacionales ha sido el llamado Plan de Atención Nacional a la Emergencia Social (PANES).
[4] “El desencanto y la frustración comenzaron a ganar ciertas capas mesocráticas de formación intelectual. El discurso de éstas, que anteriormente se emitía desde la segura posición de uruguayos a un mundo en lucha por la constitución de las naciones, la democracia y un socialismo opuesto a la explotación y el imperialismo, cambió de tono y expresó su alarma ante la crisis de la sociedad uruguaya.” (Rama, 1987: 100)
[5] “Los veinte años transcurridos desde la restitución del gobierno democrático constituyen un plazo muy breve para los tiempos demográficos. Sin embargo, Uruguay cambió mucho en ese lapso: la desigualdad aumentó, y aquella sociedad hiperintegrada — usando la terminología de Germán Rama — dio paso a una sociedad crecientemente fragmentada. En ese lapso aparecieron o se agudizaron muchos de los fenómenos demográficos que constituyen el telón de fondo de la sociedad contemporánea. (...) El impacto de la emigración internacional se hizo patente en faltantes de población, visibles en ciertos tramos de edad por ahuecamientos en la pirámide (en particular, en las personas de entre 25 y 49 años de edad, y más notorios en los hombres que en las mujeres).” (Calvo y Pellegrino, 2005: 252, 258)
[6] Decía la declaración constitutiva del Frente Amplio: “Expresamos nuestro hondo convencimiento de que la construcción de una sociedad justa, con sentido nacional y progresista, liberada de la tutela imperial es imposible en los esquemas de un régimen dominado por el gran capital. La ruptura con este sistema es una condición ineludible de un proceso de cambio de sus caducas estructuras y de conquista de la efectiva independencia de la nación. Ello exigirá, a su tiempo, la modificación del ordenamiento jurídico-institucional, a efectos de facilitar las imprescindibles transformaciones que procura.” Consulta: 12/02/2010. Disponible en: www.quehacer.com.uy/Uruguay/frente_amplio/declaracion_constitutiva.htm.
[7] “Vivimos en la actualidad la experiencia de la crisis (¿terminal?) de un determinado sujeto revolucionario. Las transformaciones en la esfera de la producción de valor (el pos-fordismo), las sucesivas derrotas de los sindicatos, el colapso del `socialismo real´, la crisis de los paradigmas en el campo de las ciencias sociales, indican que vivimos una época de profunda desorientación, de pérdida de sentido, que se expresa en la desorganización de los movimientos sociales. Indagar sobre los orígenes de esta situación significa investigar el período 67-74, como un momento terminal de los ``años dorados´', y por esta misma razón, un momento inicial de aquello que constituye nuestra contemporaneidad: acumulación flexible, nueva derecha, pos-modernidad.” (Acosta, 2006)
[8] “Pero en ese contexto tan novedoso, la particular dinámica interna de la política uruguaya no fue sensible al impacto de los cambios que llegaban del exterior: ni la caída del muro de Berlín ni la crisis del bloque socialista fueron obstáculo para que el sublema que apoyaba el Partido Comunista (Democracia Avanzada) obtuviera la más alta votación de su historia y se transformara en el sector mayoritario del Frente Amplio. El resultado no dejó de sorprender a los analistas, que lo atribuyeron a la tardía reacción de los electores uruguayos (los acontecimientos en Europa oriental se desencadenaron a principios de noviembre) y principalmente al enfoque `posmoderno´ de la publicidad electoral del sector. Sin embargo, parecía claro que en un futuro inmediato, el PCU -siempre muy sensible a las variaciones de la política del PCUS- iba a sentir los efectos de cambios tan importantes.” (Demasi et al, 1995: 25)
[9] En ese sentido, el denominado “anticapitalismo romántico” (Luckács, 1992) aporta elementos para comprender esta nueva hegemonía y se volverá sobre este punto para tratarlo con mayor profundidad.
[10] De todos modos, cabe señalar la relatividad de los posibles condicionamientos materiales ante la propuesta del Ministerio de Economía y Finanzas de reducir la carga tributaria en situación de actual bonanza de las cuentas públicas cuando se podría pensar en la alternativa de ampliación del sistema de protección social. En esta línea, recientemente se aumentó el mínímo no imponible del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y se está planteando reducir dos puntos de IVA, al tiempo que el nuevo programa de emergencia habitacional se estaría financiado, básica y fundamentalmente, con aportes voluntarios. “`La rebaja del IVA no es una prioridad del ministerio, es una prioridad del gobierno. Hicimos campaña con eso¨ recordó Pereyra *diputada del MPP, grupo mayoritario del Frente Amplio+” (La Diaria, 29/06/2010). El planteo de la diputada surge a partir de disconformidades surgidas en el seno del Frente Amplio que señalan contradicciones de este tipo planteando, por ejemplo, que “la demora en la implementación del plan habitacional (...) se explica por la falta de recursos. Es `vergonzoso´, comentó una fuente frenteamplista a Brecha, que el Presidente tenga que salir a hacer una colecta para poder comenzar a instrumentar dicho plan.” (Semanario Brecha, 18/06/2010)
[11] objetiva, es decir, que no está situada en el plano estructural sino que se trata de una construcción ideológica situada en el plano de la superestructura. Es una sociedad preguntándose y dándose respuestas sobre sí misma. Una perspectiva de cuestión social delimita, ideológicamente, qué aspectos de la vida social deben ser regulados políticamente lo que, en otras palabras, equivale a expresarse sobre qué aspectos y cómo debe intervenir el Estado y, por tanto, qué cosas están bajo su responsabilidad y sobre las cuales es legítimo operar. Desde este ángulo, la perspectiva la cuestión social debe ser pensada como ideología en la doble concepción que le asigna Löwy (1991): como conjunto de ideas distorsionadas y distorsionantes de la realidad y como “utopía”, es decir, como proyecto político. Obviamente refiere a la estructura y a situaciones más o menos objetivas pero no son ellas sino la problematización que de ellas se realiza socialmente lo que entendemos como cuestión social.
[12] Dinero en lunfardo.
[13] “Una coalición de izquierda gobierna y considera que está partiendo de donde Batlle y Ordóñez y sus herederos quedaron. Leí recientemente un artículo del diario El País (9 de marzo de 2009) que bien pudo ser escrito por el propio Juan Andrés Ramírez en su Diario del Plata: 'El gobierno del Frente Amplio representa la continuidad del proyecto batllista. Con sus éxitos y fracasos, es innegable que nuestro gobierno tiene los mismos prejuicios contra la empresa extranjera, las mismas sospechas sobre quienes tienen éxito, etc., que caracterizaron nuestro siglo XX.´” (Vanger, 2009: 266) En el mismo sentido y ya con el posible triunfo de la izquierda en el horizonte, otros se planteaban: “Teniendo en cuenta estos precedentes, cabe preguntarse cuál será el impacto de la crisis actual (1999-2002) en la historia del Estado uruguayo: ¿ratificará el rumbo liberal prevaleciente o será el punto de partida de un nuevo ciclo de expansión del Estado?.” (Filgueira et all, 2003: 203)
[14] La frase no es nuestra sino que es una expresión, sin ironía, de un militante frenteamplista.
[15] Puede leerse en el Semanario Brecha del 22/4/2009.
[16] “La comunidad realmente existente se sentirá como una fortaleza asediada que es continuamente bombardeada por enemigos externos (muchas veces invisibles) mientras que, una y otra vez, es desgarrada por la discordia interna; quienes busquen el calor comunal, el sentimiento de hogar y la tranquilidad comunitarias tendrán que pasar la mayor parte de su tiempo en murallas y baluartes.” (Bauman, 2005: 21)
[17] “La cuestión de la legitimidad del Estado adquirió el status de problema relevante para el pensamiento político y social cuando una solución transitoria al problema
— la forma conocida como Estado Benefactor, Estado Social o Estado de Bienestar keynesiano — se halló en el centro de la crítica social y del malestar cultural que, en una primigenia manifestación, hizo eclosión en el `mayo francés”. En las décadas siguientes, dicha crítica terminó orientada por el pensamiento político conservador y los teóricos neoclásicos de la economía (...) En América Latina, el proceso atravesó por las dictaduras más sangrientas y culminó (…) en los proyectos orientados por un pensamiento sin matices que se reconoce como el neoliberalismo” (Grassi, 2003: 15 - 16)
[18] “Se asistirá a un florecimiento de vertientes aparentemente radicales, abiertamente descalificadoras de la teorización sistemática y de la investigación rigurosa, fundadas ya sea en un anticapitalismo romántico de inspiración católica (la glorificación del `saber popular´, del `pueblo´, apelando a valores de `solidaridad´) o en el rechazo anarcoide al universalismo de la modernidad (la entronización abstracta del `protagonismo de la sociedad civil´, la desconsideración del Estado. El anti institucionalismo vulgar, la reificación de las diferencias), ya sea en el irracionalismo abierto (la validación de las `racionalidades alternativas´) o en el relativismo más primario (con la ecualización de todas las formas de socialidad).” (Netto, 1996: 127)
[19] Entrevista realizada por Raúl Zibechi y publicada en el Semanario Brecha, 19 de marzo de 2010.
[20] “Tönnies describe la sociedad con los colores grises de la filosofía del derecho de Hobbes, presentándola como una situación donde todos son enemigos de todos y solamente la ley es capaz de mantener un orden exterior.” (Lukàcs, 1992: 142)
[21] Los acuerdos entre Tönnies y Hobbes en la comprensión de la sociedad y las exigencias para su regulación pueden leerse en Tönnies 1979 (144 -146): “El esfuerzo por la fortuna, la suerte y el poder”.
[22] “En la economía social, y supongo que buena parte de ustedes conocen el tema, se trata con frecuencia de experiencias muy interesantes pero que se desenvuelven en los márgenes o en los intersticios del mercado. Son personas que se las arreglan para producir formas de economía no mercantil pero me parece que eso no es una alternativa global a la cuestión que debemos enfrentar. El mercado no se domesticará por algo que pasa por fuera de él. Si es posible domesticar al mercado eso solamente podrá hacerse con nuevas formas de organización colectiva del trabajo y con el rol del Estado como garante de esas protecciones. Ahora bien, las personas que proponen la economía social son
— con frecuencia — quizás un poco ingenuas. No quieren comprender la importancia fundamental del Estado, y también se corre el riesgo de no comprender la importancia del mercado.” (Castel, 2007: 5)
[23] Como reza una publicación del MIDES: “Invierno: cuidarse y cuidar a los más débiles” (Infomides, junio de 2009).
[24] Mano con mano. Plan de Emergencia. Ministerio de Desarrollo Social. Diciembre de 2006.
[25] Ley Nº 17.885. Disponible en: www.parlamento.gub.uy Consulta: 12/11/09
[26] Mano con mano. Plan de Emergencia. El Urugauy somos tú y yo. Ministerio de Desarrollo Social. Uruguay 2005: 12-13.
[27] “De poco valdría mejorar la vivienda si después no le damos seguimiento al acontecer humano. Esto implica asegurar la militancia social. De alguna manera, los estados pueden `raspar´ recursos, apelar a diversos caminos, pero lo que no se puede dar es amor. Y en este caso el amor a la humanidad sólo lo puede dar la gente” (palabras del actual Presidente de la República, José Mujica, a La Diaria “Pero con flores. Entre el voluntariado y los voluntariosos”, 22/03/2010)
[28] La presentación dicotómica entre comunidad y sociedad en la sociedad burguesa puede leerse también en Heller (2002: 155): “Así como el individualista burgués, que niega toda comunidad, hincha sus exigencias particulares considerándolas como las únicas genéricas, así el particular que se identifica incondicionadamente con su comunidad abandona todos sus afectos particulares que la comunidad dada le promueve a abandonar y desarrolla aquellos que pueden prosperar libremente a pesar de la identificación con la comunidad o, quizá, precisamete a través suyo. Es especialmente evidente la simbiosis entre la identificación y la particularidad en la sociedad burguesa, donde la escisión antes latente se convierte en un abismo en la contradicción, ya examinada, entre bourgeois y citoyen.”
[29] Mano con mano Plan de Emergencia. El Uruguay somos tú y yo. Ministerio de Desarrollo Social. Uruguay, 2005: 22.
[30] Marina Arismendi, Ministra de Desarrollo Social in Infomides, julio de 2008: 2.
[31] Se refiere a José Mujica, actual Presidente de la República.
[32] En una entrevista el actual Vicepresidente de la República, Cr. Danilo Astori, denostaba la “actitud corporativista” que atribuye no sólo a los sindicatos: “Sin duda, pero no solo. Hay profesionales que no integran un sindicato y defienden propuestas que sólo están inspiradas por la defensa de sus intereses, a veces identificándose como frenteamplistas (recuerdo discusiones sobre el impuesto a la renta). Ésa no es una actitud de izquierda. Ser de izquierda es defener la transformación de toda la sociedad al servicio de los más débiles y los más humildes” (Entrevista realizada en La Diaria, 23/06/2010)
[33] “El presidente José Mujica viajó a Nueva Zelanda en noviembre de 2007 invitado por el Ministro de Ganadería de ese país, en uno de los pocos viajes que realizó al exterior. En aquel tiempo era Ministro de Ganadería y recorrió tambos, se reunió con autoridades oficiales y con empresarios, además de participar de las reuniones de gobierno en las que estuvo su antecesor, Tabaré Vázquez. Retornó al Uruguay deslumbrado por los avances en materia económica, productiva y social y por la reforma del Estado aplicada por el gobierno isleño.” Disponible en: http://causaabierta.blogia.com/2010/030418-expertos-de-nueva-zelanda-comandaran-reforma-del-estado-en-uruguay.php. Consulta: 15/5/2010
[34] Para tener una interpretación de las palabras del Presidente José Mujica, “Nuestro modelo son Neozelandia y el Brasil de Lula”, ver entrevista realizada en Radio El Espectador por Emiliano Cotelo a la politóloga - y senadora del sector del presidente dentro del Frente Amplio - Constanza Moreira, el 9/11/09 y reproducida en el Diario El País ese mismo día.
[35] Entrevista realizada por Raúl Zibechi y publicada en el Semanario Brecha, 19 de marzo de 2010.
[36] Entrevista realizada por Raúl Zibechi y publicada en el Semanario Brecha, 19 de marzo de 2010.
[37] Entrevista realizada por Raúl Zibechi y publicada en el Semanario Brecha, 19 de marzo de 2010.
[38] “(...) apostar a la inclusión supone resonstruir vínculos, y eso pasa por que la gente se involucre en los proyectos que estamos planteando, que entienda hacia dónde queremos ir y que todos seamos responsables por la sociedad que construímos, porque la pobreza es un problema de todos” (Ministra de Desarrollo Social)
[39] “Nosotros” en el sentido que le atribuye Sennett (2000: 143)
[40] Entrevista realizada por Raúl Zibechi y publicada en el Semanario Brecha, 19 de marzo de 2010.
[41] “El control polícial del territorio administrado es la única función que se deja enteramente en manos de los gobiernos estatales; el estado y sus órganos han abdicado de otras funciones ortodoxas, o han llegado a compartirlas y por tanto sólo las controlan parcialmente, sin autonomía.” (Bauman, 2005: 117)
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  • Propuestas y proyectos El gobierno del cambio: la transición responsable URUGUAY SOCIAL http://www.presidencia.gub.uy/ 
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Resumen: En este artículo se recoge parte de las conclusiones de la tesis doctoral del autor, en la cual se analiza la política asistencial del gobierno frenteamplista en Uruguay intentando, a partir de una construcción típico ideal, establecer qué perspectiva de cuestión social valiza la intervención del Ministerio de Desarrollo Social. El análisis desarrollado permite afirmar que la propuesta de intervención sobre “lo social” de la izquierda en el gobierno expresa una perspectiva que articula contenidos propios del pensamiento conservador y del pensamiento neoliberal. Tal articulación resulta, en principio, extraña a una propuesta de izquierda. Sin embargo, tal ajenidad se vuelve relativa si se reconoce que, el pensamiento conservador, conformado como “anticapitalismo romantico”, no es extraño a la formación del pensamiento de izquierda en Latinoamerica. La comunidad entonces es creada como una esfera desmercantilizada que funciona en paralelo al mercado, no interfiere con sus leyes y donde la práctica moralizante de los sectores neoconservadores opera con autorización del pensamiento neoliberal.
Palabras clave: Estado. Izquierda. Cuestión Social. Anticapitalismo Romantico. Politica Social. Neoliberalismo.

Romantic anti-capitalism and assistance: an illusory emancipation in progressive Uruguay

Abstract: This article contains part of the conclusions of the author’s doctoral thesis, in which it is analyze the Frente government's welfare policy in Uruguay; trying, from a typical ideal construction, to establish what perspective of social issue guides the intervention of the Ministry of Social Development. The analysis developed allows to affirm that the proposed intervention on 'social' on the leftist government expresses a perspective that articulates characteristic contents of conservative thinking and neoliberal thinking. Such articulation is, in principle, strange to a proposal from the left. However, such strangeness becomes relative if it is recognized that conservative thought, formed as "romantic anti-capitalism”, is no strange to the formation of leftist thought in Latin America. The community then is created as an area that runs parallel to the market, does not interfere with their laws and where the moralizing practice of the neoconservatives sectors operates with the permission of neoliberal thinking.

Keywords: State. Left. Social Issue. Romantic Anti-capitalism. Social Policy. Neoliberalism.
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ALONSO, J. P. B. “Anticapitalismo romántico y asistencia: una emancipación ilusoria en el Uruguay progresista”. In: Textos & Contextos (Porto Alegre), v. 10, n. 1, p. 118 - 136, jan./jul. 2011.
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